Los sistemas de gestión y el Caos.



Durante el siglo XX una serie de "gurús" como Demming, Drucker, Gelinier y otros trabajaron para encontrar el mejor sistema para gestionar la Empresa. En mi opinión, eso puede considerarse Filosofía ya que trata de dar respuestas útiles a problemas que, en cierto modo son políticos y de los que depende la calidad de vida de mucha gente. Sólo han tenido éxito en ciertos periodos de tiempo en los que sus sistemas "se ponen de moda". Esto es algo que he podido comprobar en primera persona.
Después de trabajar en la empresa 50 años y vivir 75, mi opinión es que la Humanidad no quiere ni puede organizar la sociedad de un modo racional. Además cuando lo intenta, cada individuo o grupo social quiere hacerlo a su manera que a veces -por casualidad o conveniencia- coincide con las ideas de algún precursor. 

La Humanidad se mueve por el Caosel Caos impide que las responsabilidades de los individuos estén claras y es inevitable, 

Lorenz tiene dos definiciones de Caos:

"Los procesos caóticos son aquellos cuyas variaciones no son aleatorias pero lo parecen"
Por ejemplo, el movimiento de las olas, los diversos procesos que se desarrollan simultáneamente en una empresa.

"Un sistema caótico es aquel que es muy sensible a pequeños cambios internos de las condiciones iniciales". 
Esta otra me gusta más, aunque ambas se complementan. Es lo que ocurrió en el Congreso de los diputados. Se tenía que votar el nuevo consejo de RTVE y estaba previsto un resultado de 176 contra 174 diputados. Dos diputados se equivocaron y dos faltaron a la votación (pequeño cambio interno en las condiciones iniciales) con lo cual fue propuesta para dirigir RTVE (enorme empresa de 6000 trabajadores) una periodista ya anciana. El responsable del error ha sido aquel que pretendía sacar adelante un nombramiento tan importante con una mayoría tan exigua y escasamente democrática; el Caos tapa su responsabilidad.

En la empresa podría poner muchos ejemplos. 
No hace falta decir las consecuencias que puede tener una crisis económica que cambia gran cantidad de condiciones iniciales internas y, a menudo, también externas.
Todos los sistemas políticos y de gestión son caóticos.


Ambas definiciones -y mi experiencia- me llevan a afirmar que se necesita mucho trabajo y constancia para corregir los efectos de los sistemas caóticos, lo que no está en consonancia con la ley androcemística que afirma: "Todo humano tiende a trabajar física y mentalmente lo menos posible". Si, además, uno de las resultados de ir corrigiendo las consecuencias del Caos es que cada humano se deba enfrentar a sus responsabilidades, queda explicado el rechazo a los sistemas de gestión formales y a los estudios y propuestas de los filósofos para dar una solución a los problemas de las organizaciones políticas.
También puedo afirmar que no tener en cuenta la dinámica del Caos requiere mucho mayor esfuerzo para obtener el resultado que se desea (si se llega a obtener). A veces los resultados obtenidos apenas se parecen a los propuestos. Sin embargo no debemos olvidar que hay más de una manera de obtenerlos.
Si no se corrigen las consecuencias de los cambios internos para restablecer un cierto orden, la violencia es, muchas veces, inevitable para conseguir algún resultado.

Filósofos y directivos tienden a buscar sistemas políticos o de gestión que, por su sola aplicación eliminen la posibilidad del Caos; eso es imposible. Lo decisivo es que los sistemas puedan corregir las desviaciones que introducen los pequeños cambios internos en las condiciones iniciales y eviten que se establezca un sistema caótico. Evitar el Caos exige la proactividad.
Desde este punto de vista, y tal como afirmaba Churchill, la democracia parlamentaria con separación de poderes es el mejor sistema político posible aunque no sea adecuado para impacientes.

Continuamente políticos y directivos hablan del "CAMBIO". En su mentalidad se trata de cambiar el sistema existente por otro diferente sin tener a en cuenta que se trata de sistemas caóticos y nada se conseguirá con un cambio que no lo tenga en cuenta. 

Como conclusión, diría que la humanidad debe gestionarse mediante procesos formales que -sin ser perfectos- tengan en cuenta los cambios internos en las condiciones iniciales. Así se podría evitar que una exagerada sensibilidad a los mismos desemboque en gestiones desastrosas; en el límite estados fallidos o quiebra de empresas. 
Este tipo de enfoque es siempre mal visto por las personas implicadas porque requiere esfuerzo, proactividad, depura responsabilidades y sus efectos no son visibles a corto plazo. 
Los sistemas de gestión deben ser flexibles ante los cambios en las condiciones iniciales externas y capaces de corregir las internas.

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