Aportaciones sobre el teletrabajo.

 

El teletrabajo puede ser un medio complementario para la conciliación de horarios.
Representa una notable reducción de la contaminación medioambiental, del gasto en locales y de tiempo y dinero en viajes y alojamientos.
Está más difundido en los países nórdicos porque, con ciertas temperaturas, los desplazamientos son difíciles e incluso imposibles.
Es una innovación radical de proceso. Técnicamente está prácticamente resuelto pero no gusta a mucha gente.

Después de la pandemia COVID-19 se está discutiendo el teletrabajo en formato híbrido y se sobreentiende a días y horas fijos. Según mi experiencia las horas de presencialidad y teletrabajo deben repartirse según las necesidades de empresa y trabajador, quizás con un mínimo para ambos tipos de trabajo.

Ejemplos.

Desde luego que es una posibilidad –yo mismo lo he practicado- pero en ciertas circunstancias, ciertos puestos y ciertas personas.

A finales de los años 90 tuve una lesión deportiva siendo sometido a una intervención quirúrgica que me inutilizó el brazo derecho durante casi tres meses. Sólo podía acceder desde mi domicilio al correo electrónico de la empresa conectando mi ordenador a la línea telefónica.

Como la intervención se pudo planificar, guardé mis archivos en varios CD’s. Con el teléfono, el correo electrónico (con algunas limitaciones para la recepción de archivos) desplazándome a la oficina para asistir a las reuniones que se convocaron durante aquellas semanas e impartir instrucciones a mis colaboradores, pude desempeñar mi trabajo razonablemente bien.

Hoy día con la ayuda de la videoconferencia y la “nube” todo hubiera sido más fácil. 

A principios del siglo, antes de la gran crisis, era responsable de todos los proyectos de innovación en España de una gran multinacional. Cada mes los jefes de cada proyecto –siempre con algún responsable de función-  tenían que presentar la situación al Comité de Dirección de la empresa. Los diferentes proyectos se llevaban a cabo en cinco comunidades autónomas diferentes. Hacer tales presentaciones por videoconferencia ahorraba dinero y tiempo sin el más mínimo inconveniente.

Participé también en un proyecto TIC de alcance nacional. En las reuniones periódicas para la puesta al día del proyecto los participantes de Barcelona (entre cuatro y seis) nos reuníamos en una empresa y manteníamos videoconferencia con los de Madrid, situados en otro establecimiento de la misma empresa. Aquí también el ahorro de dinero y tiempo era notable sin inconvenientes reseñables.

En los proyectos de innovación veo más problemático el teletrabajo en departamentos de desarrollo de producto, industrialización o diseño industrial. Muy frecuentemente es necesario utilizar potentes ordenadores con sofisticado SW en 3-D. Para el intercambio de información y el trabajo de un equipo de proyecto no veo obstáculos.

Inconvenientes.

Cuando la cultura de la empresa exige, para promocionar, “quedarse” finalizado el horario.

El empresario –o quien lo representa- cree que sus empleados sólo conseguirán los resultados con un número elevado de horas en el puesto porque son incompetentes, sin caer en la cuenta de que los ha elegido él o, aún peor, cree que les paga demasiado si hacen el horario estipulado. Tiene la costumbre de obligar a largas jornadas o convocar reuniones fuera de horario, incluso en sábado o día festivo sin verdadera necesidad, faltando el respeto a los trabajadores e incumpliendo el contrato. Este problema es muy frecuente y lamentable.

El empresario debería reflexionar sobre los motivos de su enfoque de ligar resultados a las horas de permanencia en el puesto. Corre el riesgo de llevar a cabo –inadvertidamente- una selección de personal negativa a largo plazo. Desmotivar al trabajador no mejora la productividad.

El teletrabajo provoca un rechazo instintivo en muchos directivos que alegan la importancia del contacto personal. Depende de las circunstancias. La primera reunión de un equipo de proyecto sin duda deberá ser presencial. Para personas que llevan meses o años trabajando juntos la presencialidad es mucho menos importante.

Sin duda se pierden los contactos informales que muchas veces aportan información valiosa.

Conclusiones

A pesar de mi experiencia positiva, considero el teletrabajo una solución complementaria pero no un sistema generalizable. El teletrabajo es imposible para un trabajador de una cadena de montaje; una posibilidad para un directivo. Cada caso deberá estudiarse según el escenario, las personas y las circunstancias. Para algunas personas es desmotivante.

Con teletrabajo existe el peligro de que el empresario –o sus representantes- se crean con derecho de exigir al trabajador que esté permanentemente conectado y disponible. Es inadmisible.

Muchas veces menospreciamos el tiempo que perdemos en los desplazamientos del domicilio al lugar de trabajo de todos los miembros de la familia. El teletrabajo ahorra mucho tiempo.

A corto plazo causaría desempleo y reducción del PIB. Menos viajes en avión, menos aviones, personal de vuelo. Menos taxis, comidas de trabajo, estancias de hotel, transportes. Menor desgaste de coches, menos alquiler de vehículos, menos consumo de combustible. Menos ingresos fiscales por IVA...etc.

 

Comentarios

  1. Gracias Salvador, el teletrabajo es un un modo complementario que nos permite ser más eficaces y productivos; pero que hay que combinar con los modos presenciales. A nivel psicológico teletrabajar continuadamente (como nos está pasando en estos días extraños) no es fácil. Creo que es importante crearse rutinas, hablar con los compañeros con la cámara abierta de vez en cuando y separar horas de trabajo de horas privadas. Saludos,

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